A estas alturas de la evolución del vino chileno, ya casi nadie podría andar diciendo por ahí que este es el paraíso vitícola del que alguna vez se habló. Y sí, es cierto, puede que hacer vinos en el Valle Central de Chile sea más fácil que hacerlos en Suiza, pero eso no quiere decir que sea cosa de llegar y hacer un muy buen o un gran vino. A medida que la viticultura se ha vuelto más precisa y a medida también que se han buscado estilos más específicos (tintos más corpulentos o frescos, menos ácidos o más maduros, etc.), la idea de que Chile no está bendecido por un clima perfecto y que los años sí determinan mucho la calidad es algo que se ha establecido. No caben dudas.
Con eso en mente, la cosecha 2020, por ejemplo, ha sido compleja para quienes buscan vinos frescos, un año que, además de la pandemia, fue muy cálido, de grados de alcohol muy altos y vinos muy maduros. La cosecha 2021 fue todo lo contrario. Aunque la pesadilla de la pandemia seguía como nube negra, el clima fue algo más benigno para los productores que buscan vinos más frescos, aunque no necesariamente fue un año fácil, hay que decirlo. Detengámonos en el 2021.
La nueva cosecha de los vinos íconos chilenos, la que está saliendo al mercado o sale muy pronto, es precisamente la 2021. Además, una buena parte de los tintos de precios medios que ustedes van a encontrar en las estanterías de los supermercados son de esta cosecha. Hace unos meses que están ahí y, en general, son vinos que se encuentran en un muy buen momento. 'Primero que todo, hay que decir que fue un año tremendo, fresco, que dio frutas de buena acidez, sin aromas dulzones ni sobremaduros. Desde Limarí hasta Osorno, que es donde nosotros tenemos uvas, ha sido estupendo', dice con entusiasmo Eduardo Jordán, enólogo de Miguel Torres. Pero no todo fue coser y cantar. 'Hubo lluvias muy inusuales en el verano, en enero y febrero, que fue muy útil para los viñedos de secano del Maule, pero nos puso algunos problemas en algunos sauvignon', agrega Jordán.
'Las lluvias de enero en la costa afectaron a variedades como el chardonnay y el pinot noir, así es que fue un año de mucho trabajo en el viñedo', dice la enóloga Viviana Navarrete, que está a cargo de los vinos de la Viña Leyda, hacia la costa de la zona central. 'Pero luego febrero fue muy frío, así es que la madurez fue muy lenta. Por eso mismo, las uvas tienen una muy rica acidez, sabores vibrantes, jugosos, de pureza frutal. Resumiendo: después de años cálidos como 2019 y 2020, esta cosecha nos devolvió a nuestro clima costero frío el clima histórico', añade Viviana.
Lo bueno del 2021 es su frescor, pero también hay que apuntar que fue positiva en casi todas las variedades. Los blancos siguen estando buenos, a pesar de que han pasado un par de años. La mayor acidez los protege. Y los tintos están todos buenos en general, desde cariñenas hasta cabernet sauvignon. Incluso para uvas que les gusta el calor como al carmenere, este también fue un buen año, así es que para guiarlos incluimos una lista con algunas recomendaciones. Sin embargo, como en las buenas añadas, la mayoría son ricos vinos. Vayan y disfruten.