El mercado inmobiliario chileno está experimentando un fenómeno interesante. Y es que el desarrollo residencial en regiones continúa evidenciando un crecimiento sostenido, desafiando la preeminencia histórica de la Región Metropolitana, y que inició su auge por la pandemia, el teletrabajo y los retiros de los fondos previsionales, entre otros aspectos.
“Para el segundo semestre de este año, esperamos que las ventas de viviendas nuevas alcancen 21 mil unidades en regiones y 24 mil en la Región Metropolitana, lo que demuestra que este mercado ha experimentado un aumento de la demanda tanto para casas como departamentos, ya que en los últimos períodos se ha incrementado el interés de vivir fuera de Santiago, principalmente en comunas ubicadas en zonas costeras y en la zona sur del país”, destaca Paola Figueroa, directora comercial de la consultora Tinsa.
Según Enrique Loeser Prieto, gerente comercial de Inmobiliaria Altas Cumbres, desarrollador de la zona sur del país, es “la posibilidad de que una aspiración de muchas familias se pueda cumplir gracias a la consolidación del teletrabajo”.
Y agrega: “El mercado en regiones es menos profundo que el de Santiago; por lo tanto, observamos velocidades de venta más acotadas que en la capital. Sin embargo, se ha visto menos impactado que en la Región Metropolitana por un tema de precios, ya que en muchas ciudades es posible encontrar valores menores o iguales a muchas comunas de Santiago, con la diferencia de que las unidades tienen mayor metraje o cuentan con vistas al lago o al mar, por ejemplo”.
La ejecutiva de Tinsa coincide con este diagnóstico: “Una de las grandes ventajas del mercado en regiones es la posibilidad de encontrar viviendas de similar calidad y amenidades a un mejor precio”.
En términos de producto, Loeser sostiene que otra diferencia con Santiago es que los proyectos en estas ciudades “deben adaptarse a la realidad local, respetando la escala, identidad y clima de cada zona, considerando estas variables desde el punto técnico y arquitectónico”.
Añade que el perfil de clientes también es diferente, especialmente en el sur, “liderado por ejecutivos o familias jóvenes que buscan el contacto con la naturaleza, la comunidad y un estilo de vida más consciente. Principalmente, se ven atraídos por la calidad de vida, la baja densidad que ofrecen estas ciudades, la posibilidad de teletrabajar o porque se abren oportunidades de trabajo que les permiten radicarse de manera definitiva fuera de Santiago”.
Por su parte, Paola Figueroa indica que también han observado que la demanda en regiones no solo está compuesta por clientes que compran propiedades para vivir, también por personas que deciden invertir para arrendar y generar flujos a largo plazo.
Loeser acota que las preferencias en regiones la lideran los departamentos con mayor metraje, con espacios versátiles, grandes terrazas y buenas vistas. “Por su parte, la gente que cotiza casas busca un patio para disfrutar un quincho, tener mascotas y zonas para que los hijos puedan jugar”.
Cambios importantes
Este fenómeno se ha visto favorecido también porque muchas ciudades han experimentado cambios importantes que han ayudado a la descentralización, como la ampliación de puertos, la construcción de nuevas autopistas, nuevos equipamientos de gran escala y servicios que equiparan o sobrepasan algunas zonas de la capital.
Además, este aumento en la demanda está impulsando la apertura de mercados que antes no tenían tanto protagonismo, particularmente en el sur de Chile, “y que algunas ciudades empiecen a crecer en altura, como solución a la escasez de terrenos o porque el valor del suelo es muy alto. Esta tendencia se ha concentrado principalmente en aquellas ciudades que cuentan con infraestructura, conectividad y servicios bien desarrollados, como Antofagasta, Iquique, Coquimbo-La Serena, Concepción, Talca o Puerto Varas”, concluye Figueroa.