Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2023-11-20
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   18-19
Sección:   Conversación
Centimetraje:   29x47
La Segunda
Isabel Aninat:
“Con el arte no vamos a ganar mucha plata, dejémonos de cuentos”
La galerista, invitada a formar parte de la Feria de Arte de Abu Dhabi, dice que 'es súper importante que los gobiernos y las empresas comprendan la valía de exportar arte para construir relaciones duraderas con el mundo'.
La galerista Isabel Aninat, acompañada de su hija y socia, Javiera García-Huidobro, ha sido invitada a participar en la Feria de Arte de Abu Dhabi (ADA 2023) en Emiratos Árabes, reconocida como una de las nuevas capitales del arte mundial en el siglo XXI.
«Aninat Galería» representará a nuestro país en la exposición que se llevará a cabo entre el 22 y el 26 de noviembre, gracias a la invitación de la curadora Essia Hamdi. La marchante de arte tunecina seleccionó a la galería nacional para representar al cono sur de Latinoamérica y exhibirá las obras de las artistas chilenas Catalina Swinburn y Mónica Bengoa.
La convocatoria constituye un reconocimiento a los más de 40 años de trayectoria de su fundadora, quien ha mantenido una línea de trabajo consistente desde 1982, cuando inició sus actividades culturales en una sala en la calle Bucarest de la comuna de Providencia.
En la actualidad, la galería, moderna y bien montada, se encuentra ubicada en el edificio CV Galería, en Vitacura, y exhibe obras de artistas como Nicolás Franco y Lotty Rosenfeld.
En esta entrevista, Aninat critica la falta de reconocimiento del trabajo de las galerías privadas y la percepción errónea de que el arte no debe venderse. Además, dice que durante la dictadura, las galerías cumplieron el papel de los museos; se refiere a los fondos públicos recibidos durante la pandemia y expresa su opinión sobre la gestión del Ministerio de las Culturas, la pérdida de espacios en eventos internacionales, como la Bienal de Venecia, y señala la falta de claridad en las políticas culturales del Gobierno.
Isabel sostiene que Chile debería establecer vínculos con países emergentes utilizando el arte como herramienta diplomática para generar redes de trabajo y colaboración: 'Es súper importante que los gobiernos y las empresas comprendan la valía de exportar arte para construir relaciones duraderas con el mundo'.
'El arte en Chile sigue siendo de provincia'
—¿De qué forma Chile se puede abrir al mercado emergente del arte mundial a través de esta feria de Abu Dhabi?
—Yo creo que esa pregunta es fundamental. Es fundamental que la entienda el Gobierno y los empresarios. Cuando tú tienes una relación económica con un lugar, por ejemplo, y baja el precio del cobre, se acaba la relación. Pero en cambio, si tú además de ese cobre, has invertido en cultura, la relación sigue. Con el arte no vamos a ganar mucha plata, dejémonos de cuentos, pero tiene un valor enorme como imagen país y creas nexos para siempre. En Chile tuvimos salitre, ¿pero qué pasó? Se olvidó porque se trataba de un negocio específico. Pero nunca se ha olvidado la obra de Pablo Neruda, de Gabriela Mistral o de Vicente Huidobro.
Con estudios en filosofía y exdocente del Instituto de Estética UC, Aninat es crítica del concepto chileno de que el arte no es un negocio. Dice que muchos gobiernos llevaron arte a distintos países, 'pero es un arte que cuelga, no se vende'. Y agrega: 'El concepto del arte en Chile sigue siendo de provincia'.
—¿En qué sentido?
—En el sentido de que creen que, porque llevan una exposición muy buena, va a quedar en la cabeza de la gente. Y hay doscientos millones de cosas que pasan en el mundo y se olvidan. Lo importante es que alguien te compre la obra, que haya coleccionistas que la tengan o museos interesados en esa pieza. Ahí empieza a quedar el nombre de un artista. Entonces creo que es muy importante dejar la huella con algo concreto. Nosotros hemos logrado estar en las mejores ferias como Art Basel, pero así y todo no ha sido fácil. Porque una cosa es que a nosotros nos reconozcan como galería y la otra es que reconozcan a nuestros artistas. Y no hay ninguna ayuda por parte del Gobierno.
—El artista chileno Patrick Hamilton publicó hace poco una carta en la que anunció su renuncia a representar a Chile en la Bienal de Venecia. ¿Qué piensas de la gestión del Ministerio de las Culturas?
—Teníamos un espacio en el Arsenale, súper difícil de conseguir. Hay dos circuitos durante la Bienal de Venecia. Y el otro, es la off de la Bienal. Y Chile tenía un espacio pequeño pero en un lugar de visibilidad. Porque los otros no existen. Y lamentablemente lo perdimos. Y el problema es que no se da una explicación. ¿Por qué lo perdimos? ¿Fue porque no se renovó contrato o es porque hay un problema de fondo y no se cree que la Bienal de Venecia es una plataforma válida de producción cultural? Yo sentía que este Gobierno era el Gobierno del arte, pero ya no es solamente el problema de la Bienal de Venecia sino que también lo que pasó con la Feria de Frankfurt, que fue una metida de pata tremenda.
—Gustavo Graef Marino le dijo a este diario que 'los gobiernos que más hicieron por el arte fueron los primeros: Aylwin y después el de Lagos'. La Bienal de Venecia es la tercera polémica que afecta al Ministerio de las Culturas: antes estuvo la Feria del Libro de Buenos Aires, con Julieta Brodsky, y la renuncia a la Feria de Frankfurt, con Jaime de Aguirre.
—Lo que a mí me interesa saber es cuál es el concepto o cómo ven ellos las políticas culturales de externalización de la cultura chilena. Falta rayar la cancha y conocer cuál es el objetivo que tienen. Y no lo conocemos, porque tampoco se han pronunciado.
—En su momento la entonces ministra de las Culturas, Julieta Brodsky, anunció una reforma a los Fondos de Cultura. Dijo que fijarse solo en la calidad genera una elitización. También señaló que no estaba claro si las galerías podrían seguir postulando a dichos fondos. ¿Por qué crees que el nuevo Gobierno mira críticamente el trabajo de las galerías privadas?
—Eso es un desconocimiento total del medio. O sea, esto es una cadena que tiene que funcionar, donde los curadores tienen que vivir de su trabajo y las galerías también. Y como en Chile no hay un coleccionismo importante, los artistas chilenos se tienen que autoexiliar. De hecho, los artistas más reconocidos mundialmente viven fuera de Chile. Y eso le debió servir de antecedente a Julieta Brodsky para preguntarse qué es lo que está pasando. Y cuando el tejido se rompe en alguno de los puntos, las que hemos tejido, sabemos que se deshace. Por algo se habla de tejido social. Y ese tejido social no lo puedes romper con prejuicios. Porque de alguna manera hay un prejuicio ahí.
—¿Es un prejuicio de clase o político?
—Es un prejuicio comercial. Para ellos es un pecado que una galería y un artista venda su obra. ¿Cómo puede ser que un artista no pueda vender lo que hace? Nosotros hacemos un esfuerzo enorme para llevar el arte afuera de Chile y muchas veces pagamos el stand, el pasaje y la estadía. Y eso la gente lo desconoce. Muchas veces llegamos acá con pérdidas tremendas. Entonces hay un prejuicio, una ignorancia y un desinterés. Que un artista no pueda vivir de su trabajo, habla muy mal de un país y de las políticas culturales que tiene.
'Creo que es importante que la gente se empiece a preguntar qué sucede aquí a diferencia de Perú, Argentina o Colombia. Países de una realidad similar que han sabido instalar a sus artistas en el mundo, que viven y trabajan desde sus países. Que un artista trabaje en su país irradia un patrimonio cultural para toda la comunidad artística a su alrededor. Estamos autoexiliando a nuestros propios artistas. Tanto que hablamos del exilio, ocupémonos de eso'.
—«Aninat Galería» fue beneficiada con 'Fondos de Emergencia' en medio de la pandemia y ese hecho fue muy cuestionado. ¿A qué atribuyes las críticas?
—Es una crítica que tiene que ver netamente con lo político. Nosotros tenemos cuarenta años de existencia y llevamos mucho más tiempo que otras galerías que también se adjudicaron un fondo de 17 millones. Además, ese año gastamos el fondo para pagarle a las cuatro personas que trabajan con nosotros y fuimos capaces de mantenerlos sin tener que despedirlos como sucedió en otras galerías. No cobramos por ninguna exhibición de la galería ni por hacer visitas guiadas. También hicimos cuatro charlas online con Art Basel. O sea, por lo menos podrían haber visto el programa que desarrollamos. Pero ni siquiera fueron capaces. Yo estoy muy tranquila con la situación porque en esa época logramos hacer como nunca una visualización del trabajo que hacemos como galería.
'Los gobiernos han estado al debe desde los 80'
—Hace poco fui de visita al Museo de Bellas Artes y estaba cerrado. ¿Qué dice de nuestro país que sus museos públicos estén cerrados?
—Con Pinochet los museos estaban cerrados y las galerías hicimos el papel de los museos en ese tiempo. Los gobiernos han estado al debe desde los años ochenta. Y creímos que iba recuperarse, pero siempre hay un problema. ¿Y quién sufre? El público.
—En los 80 se decía que la falta de recursos generaba buenas ideas. ¿Crees que eso se cumple hoy en el mundo del arte chileno?
—La galería abrió el 82 cuando había un interés colectivo de todos los artistas por trabajar contra la dictadura. Y eso generó mucha fuerza, mucha complicidad, mucha colaboración desinteresada. Se logró una voluntad común. Y cuando llegó Aylwin los artistas tuvieron que producir un proceso de introspección, buscarse en sí mismos e individualizarse. Eso puede que a algunos los haya dejado desconcertados. Fue un momento complejo para los artistas.
—«Aninat Galería» fue creada en dictadura por tres mujeres que emprendieron esta empresa cultural solas, sin hombres, y sin el apoyo de ningún gobierno. Algo inusual para la época.
—En el tiempo de Pinochet acogíamos a los artistas que no tenían lugar y les dábamos espacios. Creamos un programa de internalización del arte chileno y latinoamericano. Entonces, a partir de la insistencia y consistencia que hemos hecho durante muchos años, llegan estas invitaciones a ferias como la de Abu Dhabi. No es una invitación espontánea. Porque las curadoras estudian mucho las galerías y no pueden equivocarse. Y que una galería como la nuestra llegue tan lejos es algo que solo se consigue teniendo una cierta visibilidad en el mundo del arte global y en los centros de poder.
—¿Los saudíes están reconfigurando el panorama mundial del arte?
—Están mirando no el solo de arte contemporáneo sino que el panorama mundial del arte moderno, ya que están haciendo muchos museos al mismo tiempo. Entonces están mirando el mundo para adquirir obras. Es una feria a la que va mucho jeque, mucha gente interesada en donar cosas a los museos. Ellos, alrededor del 2010, empezaron a hacer museos relevantes en Emiratos Árabes: el Louvre, el Guggenheim, el MoMA. Invirtieron en la cultura occidental en sus museos porque quieren crear un diálogo entre ambas culturas. Nosotros vamos a poner nuestras obras y a esperar que alguien venga y se interese por ellas. En el fondo lo que tenemos que hacer es dar cuenta de nuestro archivo. Ese es nuestro gran desafío.
—¿Y cómo han establecido nexos con el circuito del arte en Medio Oriente; el mercado más prominente del arte mundial?
—Hay un trabajo posferia que es muy interesante para nutrir no solo a las colecciones particulares sino que a los museos que están empezando a adquirir piezas. Ha sido un proyecto bien largo, de muchos años. Nosotros tenemos experiencia. Sabemos que el proceso puede durar entre tres hasta cinco años. Por ejemplo, a la Lotty Rosenfeld la pusimos en el MoMA, en el Guggenheim, en el Tate Modern, en el Malva de Buenos Aires y en colecciones particulares. Y eso no es el trabajo de una semana. Uno sigue trabajando después, buscando la pieza que le haga sintonía a la colección de un museo.
—A comienzos del siglo XX Chile miró a Francia, después del 73 hacia Estados Unidos. ¿En 2023 estamos mirando hacia Emiratos Árabes?
—Y a los países orientales como Corea. Para nosotros fue un desafío esta invitación porque no es un lugar muy conocido, pero es una oportunidad porque ellos están interesados en la cultura occidental. Las cosas están girando y los grandes países con poder están siendo otros como Emiratos Árabes, China o Corea.

Recuadro
> "Tuvimos salitre, ¿pero qué pasó? Se olvidó porque se trataba de un negocio específico. Pero nunca se ha olvidado la obra de Neruda, Mistral o Huidobro".

> "Como en Chile no hay un coleccionismo importante, los artistas chilenos se tienen que autoexiliar".
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Por Daniel Rozas -