Un 13,7% de los hogares chilenos gasta más del 30% de sus ingresos en vivienda, lo que implica un aumento de casi un 100% en el indicador en 12 años, según los resultados disgregados de la Encuesta Casen 2022 presentados ayer.
Así, 956.185 familias están en esta situación, considerando que la inversión mensual promedio en vivienda se ubica en casi $350 mil, aun cuando el ingreso de los hogares también subió y alcanza, en promedio, $1.304.771 (ver infografía).
'Ha subido mucho el precio de la vivienda, que aumenta bastante más rápido que los ingresos de las personas. (…) Las políticas públicas que se requieren son cada vez más diversas', detalla el ministro de Vivienda, Carlos Montes.
¿Cuáles son las consecuencias? Alejandra Rasse, investigadora asociada del Cedeus de la UC y la U. de Concepción, explica que como las familias necesitan dónde vivir, 'terminan gastando una mayor proporción de sus ingresos en desmedro de otras dimensiones relevantes de la vida, como educación, alimentación o vestuario'.
Coincide Pía Palacios, directora del centro de estudios de Techo Chile, quien señala que 'las familias tienen mucho menor poder adquisitivo, por lo que no pueden comprar una vivienda. Eso ha sido muy grave para los estratos más bajos, pero también para la clase media, que está quedando fuera de subsidios y tampoco puede acceder a créditos bancarios'.
Por otro lado, la encuesta Casen ajustó su metodología de déficit habitacional y estimó que faltan 552.046 viviendas, lo que representa una disminución de 2% respecto de 2017.
'La buena noticia es que el déficit habitacional se ha mantenido relativamente estable en el tiempo y no ha aumentado como se creía; de hecho, lo más grave, que son los allegados hacinados, ha ido cayendo', asegura Luis Eduardo Bresciani, director de la Escuela de Arquitectura de la UC.