Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2023-12-29
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   22-23
Sección:   Conversación
Centimetraje:   29x48
La Segunda
Alfonso Undurraga, presidente de la Asociación de Vinos de Chile:
“Este 2023 ha sido el peor año del vino chileno en las últimas tres décadas”
El director de Viña Koyle dice que este 'desplome' se ha visto tanto en las exportaciones como en el mercado interno. 'Esperemos que no sea un derrumbe mayor'.
—¿Con qué cepa de vino celebrará el fin de año?

—Para mí la comida navideña siempre es con un buen cabernet sauvignon clásico chileno. Y el año nuevo con una buena botella de un espumante chileno.

Alfonso Undurraga Marimón pide un capuchino en un café que está a dos cuadras de su oficina en Vitacura. Viene llegando de Curicó, donde tiene un negocio de vino a granel. 'Soy hombre de campo', comenta.

El ingeniero comercial de la UC es conocido en la industria vitivinícola. Su familia fundó la viña que lleva su apellido en 1885 y él es quinta generación del viñedo que en 2006 adquirió el empresario José Yuraszeck. El dirigente entró a la viña como subgerente de exportaciones, en 1992, donde estuvo hasta la venta de Undurraga. 'Todo lo que soy y todo lo que sé, se lo debo a la viña Undurraga', admite.

Por eso cuando hace seis meses lo designaron presidente de la Asociación de Vinos de Chile, (fue vicepresidente de esta entidad entre 2015-2017), su nombre, por su amplia trayectoria en este mercado, fue bien recibido en la industria.

La asociación que dirige, donde sucedió a Aurelio Montes, reúne a más de 100 socios. 'Soy el tercer Undurraga a la cabeza de este gremio. Mi abuelo Pedro y mi padre también lo presidieron'.

Y agrega: 'En la asociación estamos trabajando para validar el vino chileno a nivel local'.

Tras la venta de Undurraga, el dirigente asumió como director de la Viña Koyle, un proyecto familiar -en Los Lingues, Colchagua- de vinos finos, controlada por su padre Alfonso Undurraga Mackenna y administrada por tres de sus ocho hijos. 'De mi generación somos 50 primos, y los únicos que seguimos ligados al vino soy yo y mis hermanos Cristóbal y Max', dice.

—Cuando asumió en la Asociación de Vinos usted dijo 'que el desafío más relevante era salir adelante en medio de la tormenta que atraviesa la industria del vino chileno. ¿De qué magnitud es la situación?

—Lo que pasa es que hoy esta crisis tiene un componente diferente. Terminaremos el año con una disminución en las exportaciones en su volumen de un 20%. Esto equivale a más de dos meses de una baja de ventas donde las mayores afectadas han sido las viñas grandes. Eso a su vez paraliza todo. Porque estas viñas compran vinos, uvas, generan negocio y eso afecta muy fuerte a toda la cadena vitivinícola.

El mejor ejemplo es que yo llevo un poco más de 30 años en el negocio del vino, desde el año 92, y durante esa época nunca hubo un año con una caída mayor de exportaciones a dos dígitos. Mientras que este 2023 fue de alrededor de un 20%. A eso súmale que el 70% de nuestra industria es de exportaciones. Entonces, es un desplome brutal. Este 2023 ha sido el peor año del vino chileno para nuestra industria en las últimas tres décadas; tanto desde las exportaciones como para nuestro mercado interno que se contrajo en los vinos más económicos. Esperemos que esto pase y no sea un derrumbe mayor.

'Hoy, en Chile, pocos

se curan con vino'

Cuando estaba en la enseñanza media del colegio Tabancura, el dirigente se tomó su primera copa de vino. 'En la casa de mi abuelo paterno siempre había vino y agua, nada más. El típico vino de la mesa era una botella redondita que todavía existe, pero se ve muy poco'.Y habla con admiración de su abuelo Pedro Undurraga, quien fuera tercera generación en la administración del viñedo familiar. 'Él se convirtió en el pionero de la exportación del vino chileno, llegando a más de 60 países', cuenta.

También recuerda cuando era niño y visitaba la emblemática viña de Talagante en el valle del Maipo. 'Un par de veces me quedé encerrado en una de las bodegas, que eran piezas oscuras gigantes. En ese tiempo no había barricas, eran fudres antiguos que se mantenían con el vino. Inolvidable era ese olor que había como a coñac o brandy. Para mí el olor es como el amor a primera vista; lo primero que yo hago es oler el vino; hasta hoy el vino me entra mucho más por los olores que por la boca'.

—¿Hasta qué época fue buen negocio el vino chileno?

—Cuando partí en Undurraga, en los '90, debe haber habido unas catorce viñas exportadoras, era súper chico el gremio. Además, estábamos saliendo de diez años súper malos. La crisis económica del 82 afectó muy fuerte a nuestro negocio. Por eso los 80 son recordados como la década perdida del vino chileno. Eso hizo que muchas viñas quebraran o cambiaran de dueños. Después, con Pinochet, se liberalizaron las importaciones y en los 90 hubo un boom del vino.

—El premiado chileno Rafael Urrejola, enólogo jefe de viña Undurraga, dice que es muy difícil que en la carta de un restaurante extranjero resalte un vino chileno, porque afuera es conocido por lo barato. ¿Cómo se podría destacar?

—Es un trabajo a largo plazo, piensa que los franceses nos llevan 300 años de ventaja. Uno asocia a Francia, Italia y España con vinos más caros, aunque los mismos franceses también venden vinos baratos. En los 90, en un principio, cuando el vino chileno no era tan conocido, era una novedad. Pero, hoy, es súper corriente; tú vas a cualquier supermercado de EE.UU., Europa y Asia y te encuentras con una botella de vino de más o menos cuatro lucas. Ese es el fuerte de nuestro país. Por eso para destacar afuera es importante la denominación de origen, mientras más valor buscas debes diferenciarte.

—Dice que esta sería la peor crisis del vino chileno en 30 años, ¿podrían cerrar algunas viñas nacionales?

—Ninguna viña ha quebrado hasta el momento. Han navegado, porque siempre la gente de campo se defiende, pero esta crisis está dura, muy dura. Si esta situación permanece mucho más, lo que pasará es que Concha y Toro y Santa Rita no morirán, morirán las viñas chicas.

'Es tiempo de volver a mirar nuestro mercado interno'

—Además, Urrejola dijo que cada viña en Chile vela por sus propios intereses. Que el vino chileno como imagen país siempre ha faltado ¿Cómo lo ve usted?

—No creas, los chilenos, y así nos miran afuera, somos súper unidos como industria. Los europeos que llevan más tiempo son mucho más divididos. Tenemos solo una organización, la Asociación Vinos de Chile, con cien años y más de 100 viñas; piensa que, en los años 80, éramos catorce viñas. El mejor reflejo de esta unidad es que todas salen conjuntamente afuera para promocionar el vino nacional. El resultado de este trabajo es que hoy consigues vino chileno en más de 150 países del mundo. Y que afuera, cuando hablas de Chile, lo primero que se le viene a la cabeza al extranjero es el vino.

—La asociación ha puesto más esfuerzo en los mercados de exportación, mientras su gestión iría por potenciar el vino a nivel interno.

—Antes exportábamos muy poco y esto empezó a crecer en forma importante en los 90. Se hizo un trabajo muy exitoso y hoy Chile es el cuarto exportador de vinos en el mundo. Se exporta casi un 80% de lo que producimos; sin exportaciones desaparece la industria. Esto, siendo que el año 90 no estábamos ni siquiera entre los 20 primeros. Yo no pienso dejar ese foco externo, pero también es tiempo de volver a mirar nuestro mercado local.

—¿A qué aspira en este sentido?

—El consumo interno del vino chileno no crece mucho, hay más competencia y cada viña internamente se defiende en forma individual. Por eso tenemos como prioridad aumentar el consumo de vino, que es súper bajo, de alrededor de trece litros. Necesitamos llevarlo a los niveles de productores como Argentina, Francia, España o Italia que tienen un consumo sobre los 20 litros.

Añade: 'Aurelio Montes hizo una tremenda labor enfocándose fuertemente en el mercado externo. Mi rol será hacer valorar el vino, porque como chilenos, no lo hacemos'

—¿Por qué no se aprecia el vino chileno en este país?

—Quizás, pueda ser porque hace muchos años el alcoholismo era asociado al vino, que era la bebida alcohólica que más se tomaba en nuestro país; aunque hoy en Chile pocos se curan con vino. Aquí, afortunadamente, está asociado a comida y a vida saludable. El foco será valorizar más el vino localmente. Por ejemplo, que nuestro gremio levante más campañas como el Wine Fest que hacemos todos los años en el Parque Bicentenario, siempre en Vitacura. Es la actividad más importante de vinos premium en el país.

—Quizás, para fortalecer el vino chileno a nivel local se podría promocionar en otras zonas fuera del sector oriente.¿Tendría llegada en lugares de menores ingresos?

—Yo creo que el vino chileno tiene mercado en sectores más vulnerables económicamente. Muchas veces en estas comunas se toman una botella de Whisky que vale más de $10.000, pero debieran estar mucho más orgullosos de tomar un buen vino chileno. Me gustaría que todos los chilenos lo valoren como un producto nuestro y de calidad. Romper esos paradigmas que el vino debe venir en una botella con su corcho, incluso puede ser vino en lata.

—También usted ha dicho que en un mediano plazo espera eliminar el ILA, el impuesto a licores y alcoholes que representa un poco más de un 20%.

—Y que nos cargan de manera absolutamente injusta a una industria que da empleo a gente de campo. La que además no es la más rentable en comparación a la minería chilena. Mi propuesta es que, sino se quiere tocar el ILA, ocupar parte de esos 100 millones de dólares, que es la recaudación anual de este impuesto que pagamos como industria. Que podamos usar esa plata para promocionar el vino chileno afuera. Esa es una de otras grandes desventajas que tenemos versus los europeos. Ellos reciben aporte del Estado y de la comunidad para mover sus vinos. En Chile, el fuerte para promoción viene de las mismas viñas.

—Un pendiente de su industria es el mercado de la India. Chile mantiene un acuerdo comercial con este país desde 2007. Sin embargo, entre los productos no negociados, bajo un tratamiento arancelario preferencial, están los vinos chilenos embotellados.

—India es el único país grande con el que no tenemos tratados internacionales para el vino y representa un enorme potencial de mercado. Hoy, el arancel para los envíos hacia allá ascienden al 150%, lo que más impuestos internos y provinciales puede llegar al 160% o más. Por lo mismo, Chile debe ampliar el acuerdo con India; en esto Aurelio Montes empujó mucho.

—¿Qué puede hacer el Estado chileno para darle más valor al vino nacional?

—Actualizar los antiguos tratados de libre comercio que firmó Chile; porque la competencia nos ha ido igualando en las preferencias arancelarias de entrada en muchos mercados. Y que nos ayude más a promocionar el vino a nivel del mercado local, orientado a una industria sana y gastronómica. También necesitamos apoyo estatal para competir mejor con nuestros principales competidores en el extranjero, que son los europeos. Debemos igualar la cancha para que en pocos años Chile esté entre los tres primeros exportadores del mundo.
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Por Carolina Méndez-