Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2024-01-02
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   15-16-17
Sección:   
Centimetraje:   29x72
La Segunda
Confianza institucional en Chile
Este trabajo publicado por el CEP, del cual ofrecemos un extracto, indaga respecto a la confianza en las instituciones en Chile en los últimos veinte años.
Introducción

La confianza en las personas y en las instituciones se ha reconocido como un elemento fundamental para la estabilidad de las democracias y el desarrollo de los países. […] Al plantear que la confianza institucional es la base para el desarrollo de una sociedad no se está considerando solamente la métrica tradicional de desarrollo económico, sino también en la mejora sostenida de las condiciones de vida, que se reflejan en el bienestar social, político, cultural y económico. En términos prácticos, el desarrollo significa alcanzar mayor calidad de vida, disminuir la pobreza y la vulnerabilidad social, promover la igualdad, tener mayor acceso a oportunidades para el crecimiento personal y colectivo, y fomentar la prosperidad económica. Como se verá en este artículo, se requiere de confianza institucional para impulsar estas condiciones y mantenerlas en el tiempo, lo que es un gran desafío para nuestro país.

De acuerdo con las mediciones de la opinión pública, Chile tiene en la actualidad una confianza institucional deteriorada. Según la medición de la Encuesta del CEP de junio y julio 2023, el gobierno alcanza solo un 18% de confianza de parte de la ciudadanía. La confianza en el Congreso es de un 8% y en los partidos políticos un 3%, teniendo estas últimas instituciones el menor porcentaje de confianza. […] También se registran bajos niveles de confianza entre las personas (confianza interpersonal). Solo el 9% de los encuestados señala que casi siempre o normalmente se puede confiar en las personas, mientras que el 91% sostiene que casi siempre o normalmente hay que ser cuidadosos (Encuesta CEP 2022). Estos datos son especialmente alarmantes considerando la caída que se observa respecto del año 2018, en el que la confianza interpersonal alta y moderada registraba un 20% entre los encuestados. […]

En este marco, el presente artículo expone un análisis de la confianza institucional en Chile entre 2003 y 2023 a partir de los datos de la Encuesta CEP. El objetivo es describir y caracterizar el fenómeno durante las últimas dos décadas en el país e indagar en los posibles factores relacionados con la confianza institucional tanto a nivel agrupado como por dimensiones. Se complementa el análisis con datos de la Encuesta Bicentenario UC 2021, que permite indagar en la asociación entre la confianza en las instituciones y las percepciones de preparación, benevolencia e integridad de ellas —características que, como se verá en la literatura, son fundamentales para generar confianza en la ciudadanía—. A continuación, se entrega una síntesis de la literatura sobre el fenómeno de la confianza, particularmente en el ámbito institucional. Luego se presenta la metodología implementada para el análisis de la Encuesta CEP 2003 a 2023 y la Encuesta Bicentenario UC 2021, los resultados alcanzados y, finalmente, las conclusiones en torno a ellos.

4. Resultados

4.1 Caracterización de la confianza institucional en Chile

Durante las últimas dos décadas Chile presenta una confianza institucional baja y con una tendencia a la disminución entre 2009 y 2019, año en que comienza a elevarse hasta hoy. La curva de confianza en todas las instituciones da cuenta de que esta se ha mantenido por debajo de los cinco puntos de la escala del índice de confianza (punto medio de la escala) entre 2003 y 2023. La baja confianza institucional en Chile también se constata a nivel comparado. Según la Encuesta Latinobarómetro, Chile ha pasado de ser el segundo país con mayor confianza en 2003 al segundo con menor confianza entre los países evaluados en 2020, luego de Venezuela.

Comparando las curvas de confianza en los distintos grupos de instituciones, la serie de tiempo muestra que las instituciones políticas son las que reciben consistentemente el menor nivel de confianza por parte de los chilenos durante los últimos veinte años. El año 2009 fue el de mayor confianza institucional de toda la serie. Por el contrario, en 2019 la confianza en las instituciones llegó a su punto más bajo, caída que se dio en el contexto del turbulento clima sociopolítico del llamado 'estallido social'.

Posteriormente se observa un incremento sostenido en la confianza en instituciones políticas, medios de comunicación y, sobre todo, en las instituciones de orden y seguridad, las que observan una recuperación más rápida, retomando de manera agregada los niveles de confianza institucional de 2015. A pesar de estas diferencias, las curvas de confianza de los tres grupos de instituciones tienden a comportarse de manera similar a lo largo del tiempo, lo que permite inferir que están correlacionadas.

4.2 Factores relacionados

Habiendo observado el panorama general de la confianza institucional en Chile durante las últimas dos décadas, cabe preguntarse por los factores a los que se encuentra vinculada. Se muestran a continuación los resultados de dos modelos de regresión multivariados que incorporan características demográficas, económicas, políticas y sociales al análisis de la confianza en todas las instituciones (agregadas) y la confianza en instituciones políticas, particularmente en el periodo de estudio (2003- 2023).

En primer lugar, la confianza en las instituciones está relacionada con la edad. Tanto el grupo etario más joven (18-29 años) como el mayor (65 años o más) son los que mayormente confían en las instituciones (políticas y agregadas) —situación inversa a la que se reporta en los países de la OCDE respecto a los más jóvenes (OCDE, 2022)—. Por su parte, el grupo etario adulto (30 a 64 años) es el que muestra menores niveles de confianza y es, a su vez, el que engloba a una mayor proporción de la población total. […] La confianza en las instituciones también está en línea con el nivel socioeconómico. Los resultados indican que los estratos bajo y medio-bajo (C3 y D+E) confían menos en las instituciones (políticas y agregadas) que los estratos alto y medio alto (ABC1+C2), coincidiendo con lo señalado por la OCDE (2023). Esto puede estar conectado con la experiencia de vulnerabilidad de la clase baja y media-baja y a una percepción de injusticia frente a las diferencias socioeconómicas. Como señalan Riffo et al. (2019), la confianza en las instituciones dice asimismo relación con la zona de residencia. Los habitantes de zonas urbanas confían menos en las instituciones (políticas y agregadas) que los habitantes de zonas rurales, lo que podría asociarse a una percepción de mayor inseguridad frente al delito en las ciudades urbanas.

La confianza en las instituciones también se ve influida por la identificación política. Las personas que se identifican con algún sector político —sea con la derecha, el centro o la izquierda— tienen más confianza en las instituciones que las personas que no tienen dicha identificación. Sin embargo, la identificación política de derecha es el predictor más fuerte de la confianza institucional general y política. Esto puede deberse a que quienes se identifican con valores políticos —como la justicia, la democracia o el orden— son más propensas a confiar en aquellas instituciones que representan o promueven sus creencias y valores. Como advierten Putnam y Campbell (2010), los datos señalan que la confianza en las instituciones se asocia también a la participación religiosa. Según los resultados, la participación religiosa (ocasional y frecuente) tiene una asociación positiva con la confianza en las instituciones políticas y agregadas. Existen distintas explicaciones para esta relación en particular; no obstante, los autores señalan que el sentido de pertenencia y solidaridad que propicia la participación religiosa promueve la confianza en la comunidad y en sus autoridades. Tanto la identificación religiosa como la ideológica constituyen propósitos o visiones de futuro (Johnson y Mullins 1990), que posiblemente contribuyen a tener una disposición positiva hacia las estructuras orientadoras de la sociedad. Es posible, en ese sentido, que las propias creencias o expectativas ideológicas ayuden a confiar. Por otra parte, la expectativa de la economía nacional, actual y futura, también se vincula con la confianza institucional, ya que las personas que tienen una expectativa positiva u optimista tienen significativamente más confianza en las instituciones políticas y agregadas que aquellas que perciben una mala economía nacional actual y futura, coincidiendo con lo señalado por la OCDE (2023) respecto a las personas que perciben inseguridad financiera. Finalmente, se observa que la percepción de la situación del país se asocia de manera significativa con los niveles de confianza en las instituciones. Las personas que perciben que el país está progresando exhiben mayor confianza en las instituciones que quienes creen que empeorará o no cambiará, siendo una variable fuertemente predictiva, en especial de la confianza en instituciones políticas. […]

Como fue señalado en la literatura, la confianza interpersonal también se encuentra intrínsecamente ligada a la confianza en las instituciones. Para probar esta relación que han sostenido autores como Bargsted et al. (2022) y Keefer y Scartascini (2022), se realizaron dos modelos de regresión para la submuestra 2009, 2014, 2015, 2021 y 2022, controlando por las mismas variables predictoras integradas en los modelos anteriores.

Los resultados indican que las personas que señalan poder confiar en otras personas ('Se puede confiar en las personas') tienen a la vez más confianza tanto en las instituciones políticas como en las instituciones en términos agregados. […] Quienes confían en otras personas tienen consistentemente más confianza en las instituciones que las personas que no lo hacen, a lo largo de todos los años analizados. Estos resultados son relevantes considerando que, como se mencionó en la introducción, las mediciones de la opinión pública en Chile han mostrado una disminución considerable de la confianza entre las personas en los últimos años, encontrándose en la actualidad bajo el 10% (Encuesta CEP 2022).

4.3 Confianza, capacidad, benevolencia e integridad

Como fue mencionado en el apartado conceptual, la confianza en personas o instituciones depende de algunos elementos que constituyen el juicio de la confianza, como la capacidad técnica, la buena voluntad y la integridad de la contraparte para cumplir las expectativas o acuerdos (Fukuyama 1996; Keefer y Scartascini 2022; OCDE 2017). En esa línea, se buscó indagar en la relación entre confianza institucional y la percepción de preparación, benevolencia e integridad medidas en la Encuesta Bicentenario UC 2021 en relación con las instituciones del gobierno, el Congreso y los tribunales de Justicia, particularmente. […] De manera coherente con lo señalado por los autores, las variables se encuentran altamente correlacionadas para las tres instituciones. Destaca la correlación entre la percepción de benevolencia e integridad para las tres instituciones, lo que puede indicar que la trasparencia y rectitud de las instituciones, así como el propósito benigno de ellas hacia la sociedad, están especialmente relacionados para las personas.

Al comparar las medias de confianza de las tres instituciones, los datos indican que en el año 2021 la ciudadanía tenía una menor confianza en el Congreso que en el gobierno y los tribunales de Justicia (con diferencias estadísticamente significativas). La percepción de preparación, por otro lado, es más alta en los tribunales de Justicia y más baja en el Congreso. De manera coherente con las diferencias en los promedios de confianza, la percepción de benevolencia es estadísticamente más alta en relación con el gobierno y los tribunales de Justicia, siendo nuevamente más baja referente al Congreso. Con respecto a la percepción de integridad, no se observan diferencias en las medias del gobierno y el Congreso, siendo más alta la percepción de integridad de los tribunales de Justicia.

Los promedios, de este modo, muestran un patrón congruente entre las medias de confianza y las medias de percepción de las tres características, siendo las instituciones con promedios más bajos de preparación, benevolencia e integridad las que también tienen promedios de confianza más bajos. […]

5. Reflexiones finales

Como se mencionó al inicio de este artículo, la confianza entre personas y en instituciones como el gobierno, los partidos políticos, las fundaciones y fuerzas del orden es crítica para el desarrollo de los países. El crecimiento económico, el fortalecimiento de la democracia y la cohesión social dependen de que los individuos confíen entre ellos, en las autoridades y en los acuerdos sociales, como los valores culturales y las leyes, pues es la única forma de tener una proyección de futuro como país. […] Es difícil, sin embargo, generar confianza en la población si es que no existen expectativas de verdadera voluntad por cumplir los acuerdos o de cumplirlos en línea con los valores sociales y culturales. Como se observó en los resultados, la benevolencia y la integridad moral están fuertemente asociadas a la confianza que se tiene hacia las instituciones. Asimismo, la preparación de las instituciones en su rol y propósito también son parte del juicio de la confianza, pues la población genera expectativas, no solo de cumplimiento, sino también de efectividad en las iniciativas implementadas. En este sentido, la confianza institucional depende fuertemente tanto de la transparencia y ausencia de corrupción, como también del rendimiento de las instituciones.

Chile se encuentra hace unas décadas en un escenario de baja confianza institucional, al igual que la mayoría de los países de Latinoamérica (Keefer y Scartascini 2022). En 2019, en el contexto sociopolítico del 'estallido social', la confianza en las instituciones llegó a su nivel más bajo en los últimos veinte años. Sin embargo, a partir de entonces la confianza institucional ha ido en aumento en nuestro país, retomando de manera agregada los niveles de confianza institucional de 2015 […].

A pesar de haber una desconfianza generalizada en Chile, hay algunas características poblacionales que se relacionan con diferentes niveles de confianza. Estas características —relativas a la edad, el lugar de residencia, la participación religiosa, el nivel socioeconómico y la identificación política— son importantes de detectar, pues el propósito de incrementar la confianza institucional debe considerar no solo el funcionamiento de las instituciones en sí mismas, sino las características de quienes tienden a confiar menos en nuestro país también. En ese sentido, a la hora de diseñar estrategias institucionales efectivas para el incremento de la confianza se debe tener especialmente en consideración a los grupos que tienden a una menor confianza institucional —como las clase baja y media-baja o la población sin identificación política—, ya que son fracciones importantes de nuestra población que tienen un acercamiento particular a las instituciones, marcado por sus propias experiencias individuales y colectivas. Entender por qué esos grupos de la población marcan aquella tendencia es un objetivo a seguir profundizando y que consideramos importante con miras al diseño de estrategias eficientes para combatir este problema.

Además, vale la pena considerar que los sustitutos de la confianza no son necesariamente efectivos en una sociedad compleja como la que vivimos. La familiaridad, el desarrollo de vínculos más cercanos entre los agentes públicos y la ciudadanía pueden sin dudas contribuir a generar un grado de confianza preliminar. Sin embargo, este sustituto de la confianza no será suficiente para lograr el compromiso de las partes y alcanzar la necesaria colaboración y legitimidad social de una determinada intervención. […]

Así, pues, si no se cuenta con la confianza de parte de la ciudadanía no es posible contar con la colaboración económica, política y cívica de esta, la cual es indispensable para el funcionamiento de la democracia y el crecimiento económico. […] En ese sentido, si las instituciones desean tener mayor adhesión de la ciudadanía, deben trabajar para desarrollar los tres vectores de la confianza; profundizar en el resguardo de la probidad y efectividad de sus acciones; cautelar por la integridad de su funcionamiento; y, al mismo tiempo, orientar las acciones hacia la contribución del bienestar de la sociedad.