El sauvignon blanc ha dejado de ser la gran estrella de los vinos blancos en Chile. Y todo por la irrupción de una camada de chardonnay que, desde hace ya más de una década, irrumpieron con mucha personalidad y de lugares hasta ese momento impensados como Limarí, Huasco y Malleco o zonas con más historia en blancos como Leyda o Casablanca. El chardonnay chileno se puso serio y, cuando el chardonnay se pone serio, de inmediato se posiciona como una de las mejores fuentes de blancos en el mundo. Ahí tienen a Borgoña, para más referencias.
Pero que el sauvignon blanc haya quedado como digno actor secundario no significa que su calidad haya bajado o que tengamos que olvidarnos de los muchos años en los que el sauvignon nos dio deliciosos vinos para el aperitivo o para acompañar pescados. Y sigue haciéndolo. De hecho, más firme que nunca y la cosecha 2023 es una buena oportunidad para ver cuán lejos ha llegado esta variedad en el contexto de los blancos chilenos. Pero primero, una pequeña aclaración. 2023 fue muy bueno para esta uva, aunque en el papel, con todos los calores que hicieron en la temporada, lo que se intuía era que —bajo el calor— el sauvignon de seguro que perdería todo su frescor y, si pierde su frescor, la verdad es que la variedad pierde casi todo. La clave estuvo en que las costas (desde donde viene una buena parte de los mejores sauvignon) no sufrieron un calor intenso y, a diferencia del resto, permitió que el frescor se concentrara sin tener que hacer malabarismos en el viñedo.
El resultado son sauvignon de muy buen cuerpo, pero a la vez de muy buena acidez, del tipo de blancos que tienen esa adorable doble función: los tomas al aperitivo y luego los sigues bebiendo una vez que te has sentado a la mesa, aunque en el caso de esta variedad, su juego de piernas también le permite refrescar el calor del verano sin problemas. Una botella de helado sauvignon junto a la piscina, por ejemplo. Los sauvignon 2023 cumplen esa tarea a la perfección. Y ojo con una cosa más. Echen una mirada a la lista y se darán cuenta de que no todo viene de Limarí, Casablanca, Lo Abarca o Leyda, todas zonas costeras chilenas. También se han colado en este ranking Aquitania Sol de Sol que viene del sur, en Traiguén, y el Cenizas de la viña Laberinto, que nace a los pies de los Andes, junto al lago Colbún, en el valle del Maule. Sauvignon para todos los gustos en un año notable para la variedad.