Señor Director:
El año 2022, 44.001 personas fallecieron mientras esperaban por una atención de salud en el sistema público. Como bien lo señala el Minsal, es difícil establecer una relación de causalidad entre la espera y el fallecimiento, dado que muchas personas fallecieron por una causa distinta a la que originaba su espera.
Sin embargo, hay dos elementos muy alarmantes en este informe. En el caso de los fallecidos que esperaban por una atención cubierta por el GES, se concluye que un 20% de los fallecimientos tuvieron una causa de defunción que presenta asociación con el problema de salud por el que esperaban. Y en el caso de los que fallecieron mientras esperaban por una prestación no cubierta por el GES, un 93% de ellos esperaba por la primera consulta con un especialista, es decir, todavía no tenían un diagnóstico sobre el problema de salud por el que esperaban.
¿Se podría haber evitado parte de estos fallecimientos? Ciertamente algunos de ellos hubieran sido evitables con una atención más oportuna. Una salud de calidad, según el propio Minsal, es hacer lo correcto a tiempo. En nuestro país hacemos lo correcto, pero para millones de personas lo estamos haciendo tarde.
Llevamos décadas aumentando los recursos destinados al sector salud, buscando realizar más prestaciones de salud vía la contratación al sector privado o al sector público fuera del horario regular. Sin embargo, muchos estudios en los últimos años muestran que ese mayor gasto no se ha traducido en un aumento de la productividad del sistema. Gastamos más, pero no hemos logrado hacer más ni cuidar mejor. Es urgente que volvamos a poner el foco en cómo gestionar mejor el cuidado de las personas y brindar una atención más oportuna. Mejorar la gestión del sistema de salud es esencial para evitar más fallecimientos y cuidar mejor de nuestra población.