SEÑOR DIRECTOR:
El 10 de enero pasado la Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría un proyecto de ley que obliga a entonar el himno nacional e izar la bandera todos los días lunes del año lectivo. Y se esperan nuevas indicaciones que especifiquen diversos ámbitos.

No hay nada malo en promover los valores patrios, muy por el contrario. Tal como lo señala la Encuesta Bicentenario UC, más de dos tercios de los chilenos se sienten muy identificados con nuestra bandera.

Pero ¿por qué esta iniciativa debe impulsarse a través de una ley? Interviene rigidizando la forma en que cada comunidad educativa puede enarbolar nuestras raíces comunes. Si una escuela, por restricciones prácticas, decide hacer el acto los viernes, ¿podría ser multada? El 2016 también hubo otra iniciativa creativa del Parlamento al instaurar por ley la obligación de disponer de Planes de Formación Ciudadana para cada uno de los establecimientos del país. ¿Qué pasará con el calendario de vacunaciones o con la localización de los semáforos? ¿Deberán ser materia de ley también estos ámbitos específicos de la gestión pública?

Dos proyectos constitucionales fueron rechazados por la ciudadanía, y una de las justificaciones fue que estos abarcaban demasiados aspectos de política pública que no tenían rango constitucional, sino de ley. ¿No nos estará ocurriendo lo mismo a nivel del trabajo parlamentario?