Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2024-02-18
Tipo:   Suplemento
Página(s):   2
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   16x12

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Estas parras tienen 30 años.

La degustación es con vinos ícono.

Las barricas son de roble francés.

Su estilo se inspira en los chateau.
El Mercurio - Domingo
Un oasis entre copas en Peñalolén
A LOS PIES DE LA CORDILLERA, UNA PAUSA PERFECTA PARA ESCAPAR DEL ESCENARIO CITADINO: LA VIÑA AQUITANIA Y SU TRADICIÓN FRANCESA REALIZA VISITAS PARA CONOCER SUS PROCESOS Y, CLARO, DISFRUTAR UNAS CUANTAS ETIQUETAS MEMORABLES.
Antes de comenzar el Tour Ícono en la Viña Aquitania, ubicada en Peñalolén, desde una pequeña y muy francesa estructura color burdeos, de estilo chateau, frente a un bellísimo jardín, nos da la bienvenida la sommelier Karin Loch.

Este recorrido nos permitirá conocer el terroir de estos vinos (el espacio donde confluyen en perfección y armonía el clima, microclima, tipo de suelo, variedad de uva y despliegue del viñedo) y conocer cómo, en un espacio de 18 hectáreas, se desarrolla todo el proceso de estos vinos 'exclusivos'.

Las parras que nos recibieron a la entrada, nos dicen, tienen 30 años. Con ella se producirá el vino Lazuli Cabernet Sauvignon, el más peculiar de Aquitania. Pero de eso nos hablarán más adelante, avisa la sommelier.

Desde el mirador de la viña, en un segundo piso, se aprecia con una panorámica de 360 grados el terreno que comenzaron a trabajar en 1990 los franceses Bruno Prats y Paul Pontallier, y su amigo chileno de origen francés Felipe de Solminihac. 'Lo que privilegiamos es la calidad antes que la cantidad. Nuestra producción es mucho menor que en una viña más comercial, que produce 30 mil kilos por hectárea. Acá llegamos a 5.500 kilos por hectárea', explica Karin, con quien luego nos acercamos a las parras y nos da a probar una de sus uvas. La boca cosquillea al masticarla: es dulce y levemente ácida. Luego, a través de puertas que alcanzan el techo, conocemos la primera bodega.

El lugar huele intensamente a vino: hay numerosas barricas apiladas de roble francés de diferentes dimensiones (200 a 600 litros cada una) y 6 tanques de acero inoxidable. En la segunda bodega guardan las botellas ya envasadas. 'Producimos más o menos 180 mil botellas por año y exportamos alrededor del 70 por ciento, principalmente a China y al mercado asiático en general. También a Estados Unidos, Canadá, Europa y al mayor comprador en Sudamérica, que es Brasil'.

A un lado del jardín con pasto cuidado, árboles frondosos, lirios africanos y rosales (y luego de ver un conejo que se cruzó por la escena), nos espera una mesa con mantel rojo. La sommelier deja en la mesa cuatro copas, un vaso de agua y una tabla con queso mantecoso y de cabra, además de almendras, maní y crutones. La cata la iniciamos con SOLdeSOL Pinot Noir. Sin mayor conocimiento en este tema, seguimos disciplinadamente las sugerencias de Karin: acercamos la copa a la nariz, y percibimos un aroma a berries. Nos enseña cómo se siente el tanino en la boca: seco.

'Piensa en maracuyá', dice luego, cuando sirve el SOLdeSOL Sauvignon Blanc. 'Hay muchos mitos en torno al vino; es muy chistoso', comenta luego. Pone un ejemplo: el sabor frutal. 'Lo que te hace pensar en frutas es que tenemos una biblioteca de aromas, y hay una cadena de compuestos químicos aromáticos en el vino y las frutas que se parecen entre ellos. Por eso se asocian', acota.

El tercer lugar en la cata lo tiene (¡ahora sí, por fin!) el Lazuli Cabernet Sauvignon. 'Es el vino ícono de la viña, 100 por ciento cabernet sauvignon. Tiene potencia y un color muy concentrado por la extracción total de la piel de las uvas. Nuestros otros vinos solo tienen una parte', explica Karin. 'Este es muy exclusivo en Chile. No lo vas a encontrar en supermercados, solo en algunos restaurantes, algunas tiendas de vino y aquí'.

(Más tarde, ya de regreso, chequeamos en la tienda online de la viña y su precio puede bordear los 111 mil pesos, oh, là là.)

El circuito cierra con celebración. SOLdeSOL Brut Nature nos despide burbujeante (también podrían alegrar las ofertas, con precios rebajados para varios de estos vinos).

A eso de las 5 de la tarde, otra pareja espera para vivir la experiencia, pero es difícil alejarse de las copas después de haber disfrutado este rincón apenas a 35 minutos en auto del centro de Santiago.

Al salir, la vida agitada y rápida de la capital contrasta de golpe con lo vivido recién. Ahora recorremos una extensa avenida con casas color beige y vemos un strip center por allá. Departamentos, supermercados mayoristas de gran tamaño. Se aleja la magia, pero queda el gusto de haber respirado la calma, la naturaleza. Y unos cuantos buenos vinos.

Recuadro
Más información: En su página web Aquitania.cl
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María José Cifuentes B.-