A medida que la tecnología avanza y las estructuras laborales evolucionan es fundamental que las personas se reinventen y adquieran nuevas habilidades. En este escenario, la educación técnico-profesional (ETP) es una herramienta eficaz y flexible para facilitar la transición.

Sectores productivos que se robotizan y el surgimiento de nuevas áreas de interés exigen una reconversión laboral, dice Juan Pablo Guzmán, rector nacional de IP-CFT Santo Tomás, quien está convencido de que la educación continua es una realidad que llegó para quedarse. Por eso que volver a la formación técnica para adquirir competencias pertinentes es una opción cada vez más viable y aceptada; los formatos son variados y puede compatibilizarse con el trabajo.

Esto se ve reflejado, por ejemplo, en la edad promedio de los estudiantes de IP-CFT Santo Tomás que eligen la educación en línea, que es entre 32 y 34 años. 'No tienen 18 años, son personas que pertenecen a un sector productivo y quieren seguir avanzando, o no han tenido la oportunidad de formarse o trasladarse para estudiar', explica Guzmán.

La sede online de la institución está operativa desde 2023 con financiamiento de la Corporación Financiera Internacional (IFC), gracias a una alianza establecida el año pasado entre el grupo Santo Tomás y el Banco Mundial, que busca mejorar la infraestructura física y digital del establecimiento educativo.

'A través de esta sede estamos brindando opciones de estudio a personas que antes no tenían acceso debido a barreras geográficas, condiciones de vida o responsabilidades laborales y familiares, pero sí contaban con talento, capacidades y disposición', agrega.

El perfil de egreso de un estudiante en línea es idéntico al de la modalidad presencial —asegura el rector nacional—, ya que reciben una formación exactamente igual. En ese sentido, los alumnos de los programas online pueden esperar altos niveles de empleabilidad.

Según mediciones propias de 2022, la empleabilidad de los egresados de primer año es de 85,7%, en el caso del CFT, y de 85,1%, para el IP. En cuanto a la relación entre el empleo actual y la carrera estudiada, se observa que un porcentaje bajo de egresados considera que su trabajo está poco o nada relacionado con lo que estudió. A un año de la titulación, el porcentaje es de 9%, en el IP, y de un 12%, en el CFT.

Pero a pesar de que los resultados son alentadores, Santo Tomás reconoce la importancia de adaptar herramientas y enfoques específicos para la formación en línea. Por esta razón, se ha incorporado a profesionales con experiencia en este ámbito.

Competencias tecnológicas

La velocidad de los cambios en las tecnologías de producción es notablemente rápida, lo que requiere una adaptación dinámica y flexible por parte de los planteles educativos que preparan a los trabajadores del futuro. Cuando la tecnología resuelve cosas mecánicas, se necesita más reflexión, pensamiento crítico, trabajo en equipo y colaboración, apunta Juan Pablo Guzmán.

Hoy en día —señala— la tendencia es GPT, 'pero no se sabe cuál será en cuatro años más, cuando los estudiantes que ahora están en primer año ingresen al mercado laboral'.

Por eso, y con el convencimiento de que convertirse en experto en una sola herramienta no es suficiente, IP-CFT Santo Tomás no forma especialistas en una tecnología en particular: 'Queremos exponerlos a la tecnología durante todo su proceso formativo, para que desarrollen una comprensión profunda de cómo utilizarla de manera efectiva en diferentes contextos', explica Guzmán.

Así, no esperan que una tens, por ejemplo, se convierta en experta en inteligencia artificial, pero sí que esté familiarizada con esta herramienta, que sepa cómo abordarla cuando surja la necesidad y que comprenda la lógica que hay detrás de ella.