Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2024-05-11
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7-8-9
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   29x88

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En Vicuña Mackenna con Arturo Burhle, el futuro edificio de la Universidad de Chile tendrá más de 30 mil m2.

La apertura de la estación Baquedano marcó un nuevo comienzo.

Recepción del edificio Urbana 30, en Vicuña Mackenna, que acoge también al restorán La Terraza.

'A nosotros nos vandalizaron después de las cuarentenas incluso', cuenta Siri.

La Antigua Fuente (ex Fuente Alemana) tiene una clientela fiel en plena Alameda.

El antiguo apart hotel Principado hoy es el edificio multifamily Urbana 35.

330 paraguas se usaron en el espacio La Flanerie, en el frontis del hotel Le Méridien.

El interiorismo de los edificios reconvertidos estuvo a cargo del arquitecto Jean Paul Eyssautier.

Sala gourmet y cowork del edificio Urbana 30.

Catapilcana, bar vegano, abrió el año pasado donde estaba el Blasco Bar.

El diseño de los departamentos contempló extremar medidas de seguridad. Recepción Urbana 35.
El Mercurio - Vivienda y Decoración
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Más de cuatro años han pasado desde el estallido y el inicio de la pandemia, tiempo en el cual el barrio Plaza Italia cayó en un fuerte deterioro y vio cómo el público y los turistas desaparecían. Distintas iniciativas privadas y el compromiso y empuje de sus habitantes y locatarios han logrado que aparezcan luces de reactivación y la esperanza del renacer de un enclave donde históricamente ha habido comercio, gastronomía, educación, cultura y entretenidas actividades.
Fueron meses para olvidar. La familia Torre, de origen asturiano, empresarios establecidos comercialmente desde hace varias décadas en la llamada 'zona cero', recuerda cómo fueron atacados durante el estallido: la cantidad de bombas molotov, cómo evacuaron a los turistas de sus tres hoteles vandalizados, la quema de su restorán Hacienda Gaucha –famoso en el barrio y aún cerrado–, las amenazas para conseguir cosas gratis y la destrucción de su otro local, la ya tradicional fuente de soda La Terraza. 'El estallido para nosotros duró mucho más de lo que salió en la prensa', dice Juan Carlos Torre. Y la pandemia vendría a rematarlos en el suelo. Con prácticamente nulo turismo y viendo qué hacer con los negocios, la familia pasó un par de años evaluando posibilidades para seguir operando en el centro. Un lugar que conocen a la perfección y con el que tienen una fuerte conexión emocional. 'Somos un actor importante en el barrio, teníamos el deber moral de levantarlo', agrega.

Así, están en plena remodelación de la Hacienda Gaucha –abre en septiembre– y reconvirtieron dos de los hoteles Principado, ubicados en plena Vicuña Mackenna, en edificios multifamily, de la mano de la empresa Assetplan. La respuesta ha sido positiva: 'Aunque la zona está aún resentida, las cosas están cambiando. Es un gran lugar para vivir, con ubicación privilegiada, y se está reactivando con obras importantes, como el edificio de la Universidad de Chile que va a abrir este año acá al lado', dice en referencia al proyecto de los arquitectos Jorge Iglesis y Marcial Diéguez que albergará la Facultad de Gobierno y el Centro de Extensión Artística y Cultural, entre otros. Camila Abarca, de Assetplan, quienes asesoraron a los Torre en la reconversión y administran las unidades, señala: 'Vimos que hay muchos jóvenes de regiones interesados en vivir en el barrio por la cercanía con universidades, espacios culturales, el centro, el metro, etc., por eso el rediseño de los hoteles –a cargo del arquitecto Jean Paul Eyssautier– se hizo pensando en estudios o departamentos pequeños, con espacios comunes como cowork, sala gourmet, lavandería'.

Los vecinos son los más contentos y se han acercado a felicitarlos, sobre todo porque en vez de dejar fachadas blancas (que suelen ser víctimas de los rayados) están grafiteadas por artistas urbanos.

De a poco los habitantes ven el renacer de la zona; pronto vendrá la transformación de la plaza Baquedano y su entorno en un paseo que, según dicen los locatarios, se espera atraiga más público. Carlos Siri, dueño de la Antigua Fuente, recinto también vandalizado, cuenta que han sido años lentos, y que aunque las ventas han mejorado, aún están en el 70% de lo que vendían antes. 'Están volviendo los clientes habituales, familias que primero venían con sus padres y ahora lo hacen con sus hijos. Mucha población flotante se fue, gente de oficinas, principalmente, pero estamos muy esperanzados con la remodelación de la plaza y con lo que está construyendo la Universidad de Chile'. Además, cuenta que han recibido apoyo de la Gobernación y de la Municipalidad de Providencia para organizar eventos en los que el público se vuelve a tomar las calles, 'pero en el buen sentido', como conciertos, recorridos patrimoniales, ferias. 'Está mejorando la situación y hay que pensar que nosotros somos un negocio de 60 años, ¿cómo íbamos a cerrar? Hay todo un significado detrás de este local', dice, a pesar de que trataron de quemarlo tres veces.

Francisca Fernández es fundadora y parte de la directiva de la Asociación Gremial Barrio Plaza Italia que se formó en 2019, durante el estallido, entre un grupo de locatarios. Hoy son 25 pymes las que participan –Francisca se reinventó con el bar Catapilcana, 100% vegano y ubicado en el primer piso de los edificios Turri–, y hasta crearon la cuenta de Instagram @barrioplazaitalia, a través de la cual dan a conocer las actividades, los atributos de los negocios miembros y las nuevas incorporaciones, entre otras publicaciones. 'Hemos gestionado fondos (Sercotec) para los emprendedores, que han permitido arreglar fachadas, cortinas metálicas, letreros y generar acciones para activar el barrio. Se ha avanzado bastante en reconstrucción y hemos hecho un esfuerzo en invertir en seguridad, pese a que todavía hay una sensación de inseguridad que nos perjudica. Necesitamos que vuelvan los bancos, las oficinas, los laboratorios clínicos', señala.

Los turistas, por su parte, han vuelto a la zona cero, y se puede ver el bus Turistik paseando por el lugar. Cada día, de hecho, recoge a pasajeros en la puerta del hotel Le Méridien, que inició sus operaciones el año pasado en el edificio que dejó el Crowne Plaza en la Alameda. 'Es un hotel francés ligado al arte, la ciudad y la cultura, y en una ubicación que es muy favorable. Había que aprovechar esta buena infraestructura y ver cómo se reactiva el barrio. La galería de los músicos está casi al 100% nuevamente. Es tarea de todos hacer que las cosas mejoren', señala Roxana Olmedo, gerenta del hotel.

Ellos mismos acaban de dar un toque de color y alegría a la ciudad, regalando una especie de plaza de bolsillo con una crêperie y una instalación artística desarrollada por el gestor cultural Tomás Colvin. Un espacio para la belleza, la sorpresa del peatón –el lugar se llama La Flanerie, término que alude al flâneur, paseante, en francés– y el encuentro de la comunidad. Comenta: 'Hay que empezar a crear cosas nuevas, resignificar el espacio, que sea querido y disfrutado por todos. No nos puede paralizar el miedo. No podemos ceder'.
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TEXTO, SOLEDAD SALGADO S. FOTOGRAFÍAS, JOSÉ LUIS RISSETTI Z.-